Zaida daba a luz entre gritos desgarrados, su marido al-Qali le agarraba con fuerza la mano, ambos estaban muy enamorados...

Pero algo no funcionaba, la parturienta se encontraba cada vez mas fatigada, una intensa palidez se apodero de su cara...

La comadrona tenia al neonato entre sus brazos, en su culito dio una calculada palmotada, pero el bebe no lloraba...

Era prematuro y sus fuerzas no habían aguantado el parto, su pequeño corazón no soporto el infarto, perdió la vida en el acto...

Entre llantos, sus padres gritaban su nombre, ¡Ismail... Ismail!, ¿por qué te tuviste que morir?, ¿por qué Ala lo quiso así?...

Al-Qali amortajo el cuerpo de su hijo con un manto de lino, luego la pareja puso rumbo a la Maqbara, sus almas desgarradas les acompañaban...

Allí, rodeados de túmulos y estelas funerarias, eligieron un lugar especial, Ismail seria enterrado junto a la tumba del imán...

El padre excavo una fosa no muy honda, tuvo en cuenta al abrirla cual debía de ser la orientación correcta, luego introdujo el cadáver de su hijo en ella, de costado con la cara mirando hacia la Meca...

Taparon la fosa con unas pocas tejas, luego las cubrieron con un montoncito de tierra, en la cabecera de la tumba pusieron una pequeña estela con el nombre del niño que yacía en ella...

Rezaron plegarias y derramaron sobre la tumba sus lágrimas, nunca olvidarían su “anima”, siempre seria el niño de la casa...

Pero los años hicieron que la necrópolis fuera abandonada, las tumbas fueron saqueadas y colmatadas, los túmulos desechos y las tejas reventadas...

Hacia muchos siglos que de aquellos muertos nadie se acordaba, muchos ni se imaginaban que bajo sus pies existiera una maqbara, el tiempo había echo que bajo tierra quedara sepultada...

Un buen día una gran maquina abrió una enorme zanja y la encontró, junto a la tumba de Ismail un hombre se postro y de su bolso unas extrañas herramientas se saco...

El hombre excavo la tumba y un pequeño hueso halló, con respeto y esmero, el resto del cuerpo de Ismail descubrió, luego otro hombre le tomo medidas y lo fotografió...

Sacaron el cuerpo del niño de la tumba y envolvieron sus huesos en papel, lo metieron en una caja y lo llevaron a un museo, la maqbara desapareció y una carretera ocupo su lugar...

El hombre que excavo la tumba del niño volvió a casa pensativo, se preguntaba quien habría sido, intentaba imaginar su historia, ¿como habría sido su muerte?... ¿ quienes serian sus padres?... imaginaba su dolor al enterrar a su hijo...

Pensaba que para la muerte de un niño no deberían de existir motivos, se congratulaba por estar vivo, hacer bien su trabajo era su objetivo...

Sin embargo, algo en su interior derramaba tristeza y nostalgia, echaba de menos la maqbara, pero se consoló pensando que era mejor quitarla así que no que la quitaran unas frías maquinas...

El cordobés enmascarado.

3 comentarios enriquecedores...:

Precioso cordobés. El resto los he seguido con muchísimo interés, sin embargo no te he dejado ningún comentario por problemas técnicos.
Un abrazo

30 de agosto de 2010, 11:46  

Un fuerte abrazo Talbanes, Paco y todos los que leeis el cordobés,la verdad es que a mi tambien me persiguen los problemas tecnicos, a ver si se pueden solucionar...

31 de agosto de 2010, 9:33  

Hola amigo, un abrazo para ti también, acabo de leer esta entrada y como suele suceder cuando te leo me ha encantado. Un saludo... jeje, yo también tengo problemas técnicos, para los pocos internautas que quieren dejarme comentarios en mi blog ahora encima no pueden porque el windows live de los coj... no se lo permite salvo que estén agregados a mis contactos. Cuídate amigo.

4 de septiembre de 2010, 20:21  

Ciudadanos del mundo que visitan este blog...

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