Sentado en una piedra, mirando como se enreda la hiedra, sintiendo el frescor de la hierba…

Desde lo alto de la colina huelo el olor de la orina, veo a las prostitutas haciendo la esquina, a los hombres en el sofá y a las mujeres en la cocina…

Esta mañana me he despertado entre gritos de albañiles, entre hormigón y adoquines, por la noche no me han dejado dormir unos vecinos imbéciles…

Los pájaros pian dentro de una jaula, los niños juegan donde los perros cagan, dejas la bicicleta aparcada y te la mangan…

Bares medio llenos y bibliotecas medio vacías, a veces no embargan tendencias suicidas, algunos creen que Dios nos ha castigado enviándonos el SIDA…

En el mercado intentan venderte la fruta podrida, el medico te aconseja que abandones el tabaco y la bebida, en el banco cogen tus ahorros y los mandan a las Antípodas…

Todo discurre en un lento divagar, los poderosos siguen planes muy elaborados, los pobres simplemente improvisamos, ellos se lo comen y nosotros se lo guisamos…

Por la carretera circulan miles de autos, el Sol rebota en el asfalto, no sobrevive el valiente sino el cauto…

Suena una trompeta, se construyen metralletas, es la historia del abuelo cebolleta…

Sentado en una piedra comprendo que somos nosotros los que convertimos la vida en una mierda, la vida es la vida… a su manera, no a la nuestra…

No somos su calzo, no le marcamos los pasos, no se puede atrapar con un lazo, si no la amamos nunca nos hará caso…

Muchos de nosotros nos sentimos aparatados de la Naturaleza, encerrados en ciudades grises y llenas de tristeza, en las que cada vez es más difícil poner un plato en la mesa…

Nos invade el estrés y la ansiedad, vamos perdiendo antiguos valores, nos hacemos viejos y nos conquistan los dolores…

Olvidamos como es el olor de las flores, sus formas y sus colores, dejamos de saber lo que se siente al subir un monte, vemos un animal y no sabemos su nombre…

Cada vez somos menos hombres, nos convertimos en robot de última generación, un elemento dentro de una enumeración…

Muy despacio se va apagando la llama de la Pasión, la niebla va ocupando nuestra noción, el fin es crear seres que carezcan de toda emoción…

La vida urbanita, en la que conviven el pendejo y la sofisticada señorita, el sintecho y el acusado de cohecho, Sandokanes y Rocas, tambien gente buena… pero poca…

El cordobés enmascarado

3 comentarios enriquecedores...:

Holas!! Precioso! Gracias por compartir!!

Recibe un relajante y cálido abrazo

Beatriz

3 de octubre de 2010, 9:10  

Hola cordobés enmascarado. Como siempre he disfrutado leyendo esta entrada de tu estupenda y en esta ocasión triste-simpática "prosa poética". Que razón tienes al apuntar como el hombre urbanita se separa cada vez más de la naturaleza. Somos hijos de ella, el entorno natural es nuestra madre... y sin embargo le damos la espalda cuando no lo pisoteamos directamente. Un saludo amigo.

10 de octubre de 2010, 0:00  

Muy buena entrada.

23 de octubre de 2010, 10:49  

Ciudadanos del mundo que visitan este blog...

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