Esta noche es Navidad, esta noche todos debemos de sonreír mucho y ser muy felices, en la mesa no debe de faltar de nada, da igual que la cosas estén muy caras...
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Españolitos de a pie, muchos de ellos desconocen su pasado, hace miles de años que nos la dan por todos los lados...
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Sol y sombra, solana y umbría, después de amputar un parte sentimental mía...
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Lleno de ocupaciones y estrés, trabajo, estudio... todo a la vez, marchito... como un seco clavel, como un clavo sin pared...
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Rocas ligeras como el algodón, todos juntos en una bella excursión, nuestra purgita dirigiendo to el tinglao...
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Sentado en una piedra, mirando como se enreda la hiedra, sintiendo el frescor de la hierba…
Desde lo alto de la colina huelo el olor de la orina, veo a las prostitutas haciendo la esquina, a los hombres en el sofá y a las mujeres en la cocina…
Esta mañana me he despertado entre gritos de albañiles, entre hormigón y adoquines, por la noche no me han dejado dormir unos vecinos imbéciles…
Los pájaros pian dentro de una jaula, los niños juegan donde los perros cagan, dejas la bicicleta aparcada y te la mangan…
Bares medio llenos y bibliotecas medio vacías, a veces no embargan tendencias suicidas, algunos creen que Dios nos ha castigado enviándonos el SIDA…
En el mercado intentan venderte la fruta podrida, el medico te aconseja que abandones el tabaco y la bebida, en el banco cogen tus ahorros y los mandan a las Antípodas…
Todo discurre en un lento divagar, los poderosos siguen planes muy elaborados, los pobres simplemente improvisamos, ellos se lo comen y nosotros se lo guisamos…
Por la carretera circulan miles de autos, el Sol rebota en el asfalto, no sobrevive el valiente sino el cauto…
Suena una trompeta, se construyen metralletas, es la historia del abuelo cebolleta…
Sentado en una piedra comprendo que somos nosotros los que convertimos la vida en una mierda, la vida es la vida… a su manera, no a la nuestra…
No somos su calzo, no le marcamos los pasos, no se puede atrapar con un lazo, si no la amamos nunca nos hará caso…
Muchos de nosotros nos sentimos aparatados de
Nos invade el estrés y la ansiedad, vamos perdiendo antiguos valores, nos hacemos viejos y nos conquistan los dolores…
Olvidamos como es el olor de las flores, sus formas y sus colores, dejamos de saber lo que se siente al subir un monte, vemos un animal y no sabemos su nombre…
Cada vez somos menos hombres, nos convertimos en robot de última generación, un elemento dentro de una enumeración…
Muy despacio se va apagando la llama de
La vida urbanita, en la que conviven el pendejo y la sofisticada señorita, el sintecho y el acusado de cohecho, Sandokanes y Rocas, tambien gente buena… pero poca…
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Cuando la cosa se pone negra, cuando la necesidad aprieta, sin un duro en la libreta, comiendo muchos flamenquines y muchas croquetas…
Todo parece derrumbarse, los pensamientos arden, las deudas crecen, mi tolerancia no soporta idioteces…
Con los sentidos a flor de piel, presionados por la “vida”, con lo justo para comida, sin derroches, apretándonos el cinturón hasta que casi no nos llega la sangre al corazón…
Levantándonos muy temprano, esforzándonos por mejorar nuestra situación, trabajando codo con codo por una misma ilusión…
Cuando la cosa se pone negra… es cuando mas unido me siento a ti, cuando tenemos un nulo poder adquisitivo, cuando se acumulan los recibos, a mi me importas tu y que estemos sanos y vivos…
Que jodan a los especuladores, que zurzan a los políticos ladrones, que quiebre la bolsa, que ZP siga tocándonos las pelotas, a mi todo esto me la explota…
Yo me debo a ti, tu eres mi reina y mi rey, mi presidenta del gobierno, mi master del universo, mi final y mi comienzo… sólo a ti me debo…
No entiendo de tránsfugas, de presupuestos ni de independentista, a mi me importa levantarme por la mañana y que tu imagen me vuelva optimista, alégrame la vista con tu suave cara, darte un beso mientras duermes, sabiendo que cuando regrese desearan verme…
Tu eres mi Republica, mi principal valor, mi única nación, un motivo de fascinación… te lo creas o no…
Se que juntos saldremos de esta, saldremos mas fuertes y mas maduros, en adelante miraremos mas por un duro, valoraremos lo cocinado por que ya probamos lo crudo…
Coge con fuerza mi mano, aclara tu garganta, ahora di con todas tu ganas: “que les den por culo”, nuestro triunfo es seguro por que el amor es lo más puro, llegaremos a buen puerto, el presente y el futuro son nuestros…
Somos felices aunque estemos con lo puesto, al menos lo poco que tenemos es nuestro, los dos sabemos apañarnos con un cacho de pan y de queso…
Junto con estas letras quiero mandarte un calido beso, tendrá recompensa nuestro esfuerzo, los dos juntos saldremos de este temporal agujero…
Te quiero...
El cordobés enmascarado...
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Ahora que parece que el mundo se ha vuelto loco, ahora que el absurdo lo dirige todo, ahora que gobiernan los que quieren salir en la foto...
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Zaida daba a luz entre gritos desgarrados, su marido al-Qali le agarraba con fuerza la mano, ambos estaban muy enamorados...
Pero algo no funcionaba, la parturienta se encontraba cada vez mas fatigada, una intensa palidez se apodero de su cara...
La comadrona tenia al neonato entre sus brazos, en su culito dio una calculada palmotada, pero el bebe no lloraba...
Era prematuro y sus fuerzas no habían aguantado el parto, su pequeño corazón no soporto el infarto, perdió la vida en el acto...
Entre llantos, sus padres gritaban su nombre, ¡Ismail... Ismail!, ¿por qué te tuviste que morir?, ¿por qué Ala lo quiso así?...
Al-Qali amortajo el cuerpo de su hijo con un manto de lino, luego la pareja puso rumbo a
Allí, rodeados de túmulos y estelas funerarias, eligieron un lugar especial, Ismail seria enterrado junto a la tumba del imán...
El padre excavo una fosa no muy honda, tuvo en cuenta al abrirla cual debía de ser la orientación correcta, luego introdujo el cadáver de su hijo en ella, de costado con la cara mirando hacia
Taparon la fosa con unas pocas tejas, luego las cubrieron con un montoncito de tierra, en la cabecera de la tumba pusieron una pequeña estela con el nombre del niño que yacía en ella...
Rezaron plegarias y derramaron sobre la tumba sus lágrimas, nunca olvidarían su “anima”, siempre seria el niño de la casa...
Pero los años hicieron que la necrópolis fuera abandonada, las tumbas fueron saqueadas y colmatadas, los túmulos desechos y las tejas reventadas...
Hacia muchos siglos que de aquellos muertos nadie se acordaba, muchos ni se imaginaban que bajo sus pies existiera una maqbara, el tiempo había echo que bajo tierra quedara sepultada...
Un buen día una gran maquina abrió una enorme zanja y la encontró, junto a la tumba de Ismail un hombre se postro y de su bolso unas extrañas herramientas se saco...
El hombre excavo la tumba y un pequeño hueso halló, con respeto y esmero, el resto del cuerpo de Ismail descubrió, luego otro hombre le tomo medidas y lo fotografió...
Sacaron el cuerpo del niño de la tumba y envolvieron sus huesos en papel, lo metieron en una caja y lo llevaron a un museo, la maqbara desapareció y una carretera ocupo su lugar...
El hombre que excavo la tumba del niño volvió a casa pensativo, se preguntaba quien habría sido, intentaba imaginar su historia, ¿como habría sido su muerte?... ¿ quienes serian sus padres?... imaginaba su dolor al enterrar a su hijo...
Pensaba que para la muerte de un niño no deberían de existir motivos, se congratulaba por estar vivo, hacer bien su trabajo era su objetivo...
Sin embargo, algo en su interior derramaba tristeza y nostalgia, echaba de menos la maqbara, pero se consoló pensando que era mejor quitarla así que no que la quitaran unas frías maquinas...
El cordobés enmascarado.
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Nací en una comarca de Algeciras, en el seno de una familia de origen yemeni, musulmán de primera o baladí...
Siendo muy joven deje mi casa para ir a la capital de al-Andalus, era perfecta para saciar mi ambición, muy bella y llena de vida...
Por sus calles paseaba la florinata de Oriente y de Occidente, yo me haría un hueco entre aquellas gente, algún día todos aclamarían mi nombre...
En ella dejaría de ser un adolescente para convertirme en un gran hombre, empecé mi misión trabajando como escribano reputado junto a
Llegue a ser Tesorero del Califa y Director de
Un buen día el Califa murió y varios querían ser candidatos a la sucesión, como me hubiera gustado poder ser yo, pero no estaba entroncado con la linea dinástica califal, el pueblo y los alfaquies no lo hubieran consentido jamas...
Al final lo arregle todo y el sucesor fue el niño Hisham II, hijo de Al-Hakam II, nunca creí en la legitimidad de aquella dinastía, jamas me trague que aquellos impostores fueran Omeyas...
Vencedor de mil querellas, muchas cabezas tuvieron que rodar bajo mis piernas, si quieres que te obedezcan haz que te teman, en aquellos días ese era mi lema...
Acabe con el Hayib Mujsafi y le robe el cargo de Gran Chamberlan, luego me encargué de mi suegro, el General Galib, el muy cobarde acabo firmando a mis espaldas un sucio pacto con las bestias trinitarias del norte, Asma, su hija y mi mujer, nunca me lo perdonó, pero era él o yo...
Atraí hacia mi a la desesperada Subh, mujer del fallecido Al-Hakam, la muy idiota se enamoró de mi, pero en mi juego no había sitio para el amor, sólo para la conveniencia, para mi eran simples herramientas...
Me convertí en Protector del Califa Hisham, transformé su vida en una ficción, Medinat al-Zahra, construida por su abuelo y por su padre, fue su jaula de oro, mientras afuera yo me hice cargo de todo...
Estaba sólo en el poder, yo era el califa, al menos en la practica, otra cosa era la teoría, ser califa me hubiera gustado mucho, pero pronto acepte que nunca lo seria...
Otras muchas cosas estaban por conseguir, aunque era importante tener a los alfaquies y a los ulemas de mi parte, yo sabia que darles, querían ver libros arder y yo se los proporcionaría, libros que consideraban herejes, libros que cuestionaban la fe, les dí
Luego construí mi bella Medina Al-Zahira, la floreciente, desde allí goberné a una multitud de gentes, todos se pegaban por verme y aclamaban mi nombre, como un día soné...
Decidido a aumentar mi prestigio militar, me lanzé contra los perros trinitarios norteños, gente ruda e incivilizada, nada comparable con Qurtuba, nada se parecía a mi capital por aquellos lares...
Organizaba aceifas, campañas militares de verano, arrasábamos sus campos, secuestrabamos a sus mujeres, nos gustaba mostrarnos ante ellos como seres crueles, creía que así nos respetarían...
Vencí en ciudades como la alejada Barcelona, Zamora o Pamplona, colgué en
El respeto hacia mi se extendía por todo lo que los romanos llamaban Hispania, pero también por gran parte del norte de África, de allí traje a un importante numero de mercenarios bereberes, también me gustaban los eslavos, me impresionaba la fidelidad que sentían hacia mi, yo era su único Señor, yo era el que les pagaba y por mi blandían sus espadas...
Las masas me acabaron llamando Al-Manshur, el Victorioso, pero mi nombre verdadero era Abi Amir, todas las miradas estaban puesta en mi, yo hice grande a Al-Andalus empezando desde cero...
Mi muerte llego tras ser herido en Catalañazor, fue mi única derrota entre muchas victorias, siempre quise morir al frente de mis tropas, como aquellos antiguos generales romanos...
Mis hijos Al-Andalus heredaron, Abd al-Malik hizo lo que pudo, Sanchuelo no salió a mi, sino a su navarro abuelo, tiró todo mi trabajo por los suelos, quiso suplantar a Hisham y probó el frío acero, luego la plebe arraso mi joya, mi Medina Al-Zahira; el pueblo, que me había idolatrado, acabó con su efímera vida...
Al-Andalus fue pasto de la fitna, del todos contra todos, el tiempo de los generales, de la disgregación y de las taifas, eran buenos tiempos para los trinitarios, pronto parecería lejano mi legado...
¿Como seré recordado, seré amado o odiado, seré profeta o villano, seré Almanzor el Grande o Almanzor el Tirano?, a veces
El cordobés enmascarado
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Todos dormían en la almunia del Gran Visir Yusuf, todos menos Mustaq, lágrimas de alegría mojaban sus pálidas mejillas, sólo tenia pensamientos para su amado, él había captado la sutil señal...
La visita por sorpresa a la tienda de Ala al-Din, esa fue la confirmación de que aquel amor era recíproco, una amor de dos, de dos locos de amor, un amor con todo en contra, pero era amor...
Los dos días se hicieron eternos para ambos, pero, cada uno por su lado, no perdieron el tiempo, como unidos por una mágica telepatía fueron tramando un plan, un plan que se urdió sin hablar, es el plan que siempre sale cuando se desea de verdad...
Ala al-Din le contó su historia a Rashid, este se sobresalto al saber que su jefe iba tras la concubina del Gran Visir, estuvo a punto de decirle que estaba loco, pero no lo hizo por el respeto que sentía hacia él...
Rashid reconoció que no existe la cordura en el amor, dijo a su buen jefe que podia contar con su fidelidad, estaría ahí para apoyarle...
Ala al-Din le pidió que comprara con discreción dos veloces caballos, también le encomendó el cobro de todo lo que se le adeudaba, acto seguido le regalo su casa de
Mustaq se alió con otra concubina del harem, aquella tarde ambas saldrían a pasear escoltadas por la ribera del rio, Asma, así se llamaba la aliada de Mustaq, atraería la atención de uno de los guardias fingiendo un súbito desmayo, se quedaría con ella esperando ayuda médica, la fidelidad del otro guardia estaba comprada, aquel infiel eslavo se encargaría de llevar a Mustaq al palacio del Gran Visir, pero no sería ese su destino final
El eslavo comprado monto a Mustaq en su caballo y puso rumbo hacia la necrópolis de la desventurada Saqunda, ya casi estaba cayendo el Sol, pronto se descubriría aquella doble deserción, pronto brillarían las espadas a la luz de
Llegados a su destino, el guardia bajo de un tirón a Mustaq de la montura, luego espoleo a su negro caballo árabe y puso rumbo hacia el sur, cansado de los abusos de los altos mandos, buscaria fortuna como mercenario en el norte de África...
Mustaq deambulaba entre tejas alineadas, entre cubiertas de antiguas y recientes tumbas, pero no conseguia encontrar a su amado Ala al-Din, de pronto al subir una suave loma pudo ver una borrosa y lejana sombra, eran dos hombre con dos caballos...
La joven indefensa se asusto, aquellos hombres se dirigían hacia ella, su corazón dio un vuelco al ver que uno de ellos era su amado, también pudo reconocer a Rashid...
Por fin frente a frente, los amantes se sintieron muy fuertes, una extraña y cálida energía los invadió, lo que tenia que cumplirse se cumplió, lo que tenia que unirse se unió...
Ala al-Din toco la mano de Mustaq, unas lágrimas sinceras rodaron por su cara, también por la de Rashid, pero el tiempo se agotaba, en el palacio de Yusuf en
Sin pensar más, subieron a los dos frescos caballos que Rashid había comprado, se despidieron de él y los espolearon rumbo a Granada, allí vivían algunos familiares de Ala al-Din que tenían importantes contactos en las Alpujarras, durante un tiempo la sierra de Granada seria su humilde pero entrañable morada...
En Córdoba la noticia ya estaba totalmente extendida, el pueblo se reía públicamente del denostado Gran Visir, incluso el Califa lo acabó deponiendo ante su falta de credibilidad...
Yusuf hervía por dentro, le mataban los celos y la ira, gasto casi toda su fortuna en buscar a su infiel concubina, quería arrancarle la piel con sus propias manos...
Los amantes vivían de noche y dormían de día, solían cambiar de cueva a menudo, alguna vez que otra, sintieron cerca el aliento de la guardia de Yusuf, pero el tiempo pasaba en su favor...
Un buen día el malogrado Gran Visir murió, hasta las Alpujarras la fantástica noticia llego, en las cuevas todo era un clamor, una gran fiesta se organizo, en ella Ala al-Din a Mustaq declaro públicamente su amor, poco después se casaron entre una gran algarabía...
Decidieron pasar al norte de África por si las moscas, llegaron hasta Fez, donde vivan muchos de los expulsados de Saqunda por Al-Hakam, allí fueron muy bien acogidos... llegaron a tener dos hijos y tres hijas...
Mustaq usaba su velo para no ser reconocida, era la mejor forma de evitar añejas rencillas, era una consecuencia de su decisión, los hijos de Yusuf en al Andalus no eran tan poderosos como lo había sido su padre, pero estaban empeñados en limpiar su honor... nada que no se pudiera arreglar con vista de águila y mucha discreción...
Ala al-Din pronto siguió su camino natural, lo suyo era el comercio y a eso se dedico, consiguió reunir una pequeña fortuna vendiendo monturas para caballos árabes, nunca fueron descubiertos, consiguieron pasar desapercibidos...
Ala al-Din se despertó de su sueño como alguien que vive después de haber muerto, sus ojos se hallaban ensangrentados y muy abiertos, se despertó temiendo que todo hubiese sido un sueño, miro a su lado y vio a Mustaq arropada con una manta de lana, se relajo y dio gracias a Alá por seguir al lado de su amada...
Fin.
El cordobés enmascarado
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Ala al-Din no paraba de maldecir a su mala suerte, ahora sabia lo que se siente cuando algo se pierde, su anónima amada había sido absorbida por una multitud de gente...
Sólo durante un breve instante se pudieron mirar fijamente, un lapsus de tiempo corto, pero suficiente, en su pecho pudo sentir como ascendía un fuego ardiente...
Pasaron tres días y tres noches hasta que la volvió a ver, fue en el zoco de la Medina, la vio de refilón, justo cuando doblaba una esquina, le dolió el corazón, sintió como si en él se clavaran espinas...
Oculto entre el gentío la siguió, Ala al-Din conocía bien aquel lugar, ya que en él solía comerciar, no muy lejos de allí poseía una tienda en la que vendía caras mercancías, alfombras de Persia, incienso de
Aquellas ventas le permitían llevar una buena vida, aunque había una pega insalvable, a sus 34 años aun no había conocido el verdadero Amor, pero eso ya era cosa del pasado...
Siempre, desde niño, había sido muy testarudo, siempre conseguía lo que se proponía, eso si, a base de desarrollar un gran esfuerzo, pero lo conseguía, tarde o temprano lo obtenía...
Concentrado en su peligrosa misión siguió a la chica, de nuevo el desafío seria salvar la vigilancia de los dos esclavos que la acompañaban, tenia que idear un nuevo plan...
De pronto se dio cuenta de que aquel cortejo se dirigía hacia un lugar muy conocido para él, no lo podía creer, !se dirigían hacia su tienda!...
Ala al-Din acorto trecho por un atajo, consiguió llegar a su tienda antes de que lo hiciera su amada y aquellos que la acompañaban...
Rashid, un trabajador a sueldo que Ala al-Din tenia como empleado, se quedo perplejo al ver como su dueño entraba casi asfixiado en la tienda, pensó que le habían robado o intentado robar...
Ala al-Din le ordeno que se retirara a la trastienda, el se quedaría atendiendo a los clientes...
Rashid se retiro contrariado y farfullando, poco después la mujer y su escolta entraron en la tienda, uno de los esclavos, rubio y fuerte, con un claro acento eslavo, dijo lo siguiente: "Se presenta ante ti Mustaq, primera concubina del harem de nuestro alabado visir Yusuf, desea comprar en tu tienda ricos vestidos de seda y pedrería, muéstrale tu mercancía".
La chica permanecía inmóvil tras los dos esclavos, el velo le cubría la cara, sólo mostraba los ojos y un mechón de pelo rubio, Ala al-Din estaba temblando, se giro y fue en busca de varios de sus mejores vestidos...
Luego los extendió sobre una mesa, la mujer se inclino sobre ellos desprendiendo una dulce olor que embriago el alma de Ala al-Din, pudo ver como sus tersas manos competían en suavidad con la más fina seda, eran blancas como la leche...
De repente sonó una suave voz árabe con una marcado acento norteño, era la primera vez que Ala al-Din escuchaba la voz de su amada, ya jamas la olvidaría...
La concubina le dijo al mercader que se llevaba todo el lote de ropa, uno de los esclavos saco una bolsa de cuero llena de monedas y pago a Ala al-Din con unos preciados dinares de oro...
Sin embargo, mientras empaquetaba los vestidos de su dama, Ala al-Din introdujo una nota escrita entre ellos con mucho disimulo, un texto escrito con pulso acelerado, con mano firme y , a la vez, temblorosa...
Si aquel trozo de papel caía en otras manos que no fueran las de su amada seria el fin de los dos, se reprochaba a si mismo el haber arriesgado la vida de su otra mitad, pero no vio otro camino y... ¿quién conoce los caminos del Amor?... ¿quién es maestro en el Amor?...
Al caer la noche, un candil con goterones de vedrio verde iluminaba una lujosa alcoba en la finca de recreo del visir Yusuf, una delgada sombra se proyectaba contra la pared, Mustaq habia encontrado la nota de al-Din, en ella se podía leer: " en el cementerio de Saqunda dentro de dos días cuando caiga el Sol"...
Continuará...
El cordobés enmascarado.
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Ala al-Din daba vueltas pensativo en torno a la estancia, no podía quitarse de la cabeza la imagen de aquella mujer, su pelo rubio como el oro, aquellos ojos tan azules como el cielo, fue lo poco que pudo ver a través de aquel sedoso velo...
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