El cordobés enmascarado

En un castillo con paredes de nácar, de mañanas negras y blancas, entre aguas turbias y claras…

Entre calles sembradas de albahaca, entre rejas pintadas, entre calles empedradas…

En conexión con la Divinidad, sintiendome parte de la grandiosidad, sintiendo tu fuerza bajo mis pies, sin analizar lo que ves…solo sentir... solo estar…solo contemplar…

Filosofo de ciudad, meditando entre olores de tabaco, saboreando tus esquinas, aprendiendo de tus ruinas…

Siguiendo las miguitas que me deja la Vida, observando lo relativo de mi herida, disfrutando de mi Córdoba querida…

Mirando a mi hábito a los ojos, sin enojos, como el que mira a alguien que dentro de poco va a partir, como el que despide de alguien que pronto se irá…

Alguien que hizo su labor pero que empieza a sobrar, no me puedes acompañar mucho más, ahora para mi lo más importante es aprender a perdonar…

No vendrás en mi nuevo viaje, no formaras parte de mi equipaje, de ti voy a independizarme…más pronto que tarde…

Tu lira suena en mis oidos, me aparta de los ruidos, me conecta con mi interior…

Quizás tu lira sea la salida, quizás ella venza mi adicción, quizá la solución sea una canción…

Por ultimo una mención especial, un sentimiento que viene y que va, a todos los que me odiasteis o no compartisteis mis pensamientos os quiero mandar mis mejores deseos, os deseo lo mejor que os pueda pasar, todo mi amor está con vosotros, todos somos hermanos, todos somos caminantes que caminamos… nunca olvides que todos nos equivocamos…

El cordobés enmascarado